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Noúmeno no alcanzable

La intuición empírica es una percepción cualquiera que refleje a un objeto, y así el conocimiento es considerado como un medio. La intuición empírica es la que se refiere a un objeto, pero por medio de la sensación. El fenómeno es el objeto indeterminado de la intuición empírica.

El árbol puede afectarnos y de él tenemos una representación fenoménica. Nada podemos saber del árbol en sí.

La realidad de la cosa, en ella misma.

La intuición del espacio es una de las formas de la sensibilidad externa, pero se da además tanto en los fenómenos externos como internos, lo que llamamos tiempo, o sucesión.

El tiempo es también un componente a priori de la sensibilidad que está en nosotros. Percibimos por fuerza una sucesión, pero no podemos entenderla como algo en sí.

La ciencia del mundo no sería, teniendo en cuenta lo dicho sobre espacio y tiempo, una cosmología en sí, sino una fenomenología.

Publicado por Pause Editar entrada contiene 2 comentarios.
  Anónimo

martes, 01 julio, 2008  

Es bien sabido, por la ciencia médica, que los estados de ánimo influyen decisivamente sobre el desarrollo inmunológico de los pacientes, amén de otras interacciones en el mismo y otros campos, por poner un solo ejemplo. Así pues, la modificación en los estados de conciencia se basa, además, en la relación del resto de los elementos entre sí.

Los estados emocionales en los procesos de modificación de la conducta, así como los actos determinados por la voluntad, mueven mecanismos diversos en los que la interacción de los campos de energía tienen una función indiscutible. Un proceso de modificación en los estados de conciencia opera, por lo tanto, modificaciones en el resto de los múltiples componentes de nuestra naturaleza y a la inversa.

Dado que determinados estadios de la evolución modifican el “contenido”, es lógico admitir que, de alguna manera, también se opere una cierta modificación en el “continente”, lo que progresivamente irá dando lugar a la aparición de la naturaleza nueva.

Durante el proceso de maduración de estos cuatro estados sobre los que comentamos aparecen siete “momentos” o periodos de “alteración estable de conciencia”. Están inducidos por una modificación responsable en el comportamiento y en la dirección que va tomando el pensamiento. Y estos siete periodos, cuyas “fronteras” se entremezclan, están vinculados a modificaciones de los diversos planos de la energía que nos constituye.

A la par que elaboramos y establecemos en nosotros la modificación conductual elegida, propiciamos también el acceso a otros estados de la conciencia.

  Anónimo

martes, 01 julio, 2008  

Este es un proceso interactivo entre todos los ámbitos de nuestra naturaleza que consta de tres pasos y, aunque aquí los clasifiquemos por un orden para facilitar la comprensión, en la práctica interactúan al unísono.

· Primero, modificamos la conducta porque ponemos en práctica determinados ejercicios; procesos de reflexión, de maduración, de cambio de costumbres, de hábitos alimenticios, de relación con el ámbito de Lo Trascendente.

· Segundo, los cambios en la conducta y en los procesos de pensamiento modifican la percepción de la Consciencia Intelectiva.

· Tercero, al mismo tiempo que se operan los cambios anteriores se modifican progresivamente y de forma interactiva los planos de energía correspondientes.

La transformación de los procesos del pensamiento inciden sobre la modificación de nuestra conducta. Y ambos, a su vez, sobre los estados de conciencia.

El conjunto de todo ello interactúa al unísono con la modificación de las energías afectadas en cada área y momento del desarrollo.

En tanto que “la atrofia” de estas energías son signo evidente de cercanía al aspecto más simple de nuestra naturaleza.

Son como “la marca” de la “evolución” ó “involución” que nos señala a cada uno de nosotros, desde la naturaleza adámica elemental o desde la naturaleza primordial hacia la identificación con el Arquetipo.

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