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Principio supremo de toda realidad

Es central la búsqueda del vacío

La Nada es la sustancia del Tao y el Ser es su función. Para alcanzar el dominio del Tao es necesario primero reconciliarse con la inmovilidad, no ocuparse de cosas mundanas, dejar de lado el intelecto, el conocimiento, los deseos, el egoísmo y el egocentrismo.

Dao De Jing

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  Anónimo

jueves, 05 junio, 2008  

· La primera fase consiste en “sacar el mundo de la Mente”, es decir, olvidar la existencia del mundo objetivo. Dado que el mundo ‘objetivo’ se encuentra, por naturaleza, relativamente lejos de la Mente, resulta relativamente fácil al hombre borrarlo de su consciencia a través de la contemplación.

· La segunda fase consiste en “sacar las cosas de la Mente”, o sea borrar de la consciencia las cosas familiares que rodean al hombre en su vida cotidiana. en esta etapa, el mundo externo desaparece por completo de la consciencia.

· La tercera fase consiste en olvidar la Vida, es decir la vida de uno o su existencia personal. El ego queda de este modo destruido, y el mundo, tanto exterior como interior, desaparece de la consciencia. Anulado el ego, el ojo interno del hombre se abre, y el brillo de la ‘iluminación’ atraviesa súbitamente la oscuridad de la noche espiritual.

Esto marca el nacimiento de un nuevo ego en el hombre, que se encuentra entonces en el Eterno Ahora, fuera de los límites del espacio y del tiempo. También se encuentra “más allá de la Vida y la Muerte”, lo que equivale a decir que está unificado con todas las cosas, y todas las cosas son ‘una’ en su “ausencia de consciencia”.

En dicho estado espiritual, una Serenidad o Calma reina sobre todo. Y, en esta serenidad cósmica, lejos de la agitación y de la confusión que reinan en el mundo sensible, el hombre disfruta unificándose e identificándose con el proceso de la Transmutación universal de las diez mil cosas.

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