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Desobediencia y disentimiento

El poder del dinero es siempre simbólico: procede
del reconocimiento ajeno.


Todo el poder concentrado en los bancos proviene de aquellos que son perjudicados por dicho poder; no por los que reciben el beneficio de poseerlo.

Poseer es un acto de fe; no-poseer es una condición de fidelidad.

Existen, sin embargo, dos valores que no son meramente simbólicos: el valor de la violencia (pretendido en monopolio por todos los gobiernos) y el valor de la tecnología.

En este nuevo siglo, el valor-poder de la tecnología someterá al primero y, a pesar de su posibilidad democrática, será rápidamente absorbido por el valor-poder del dinero.

Sin embargo, el Dinero posee una debilidad que esconde en lo más profundo de su ser: el de ser un símbolo abstracto que necesita ser alimentado, constantemente, de significación.

Es por esta misma razón que se apresura a dominar
el valor-poder de la tecnología.

Esta nueva arma será usada, en el siglo que comienza, para una despiadada lucha de intereses: la casta de los productivos contra la casta financiera,

los Desplazados contra los Acomodados,

los dueños de la Verdad contra quienes la sufren.

Jorge Majfud

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