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El pasado no está muerto |
Para no distanciarse de él, el ser humano desde siempre ha contado historias. Al contar historias, se crean símbolos e imágenes que crean identidad, las historias relacionan el pasado con el presente y lo reconcilian de alguna manera. Cada historia de vida contada presenta una racionalización y de esta manera una estrategia de vida.
Publicado por Pause
Anónimo
En los símbolos del terror se expresa una realidad cuyo significado es la no-continuidad.
Esto corresponde también a la estructura de representación de la violencia.
Como no se puede reproducir el dolor en la persona, sino solamente a través de metáforas o en la reproducción del acto violento en la relación víctima/victimario, se representa el victimario-actor y la víctima-objeto pasivo de indagación de la violación de sus derechos.
Esto implica que desde el actuar, desde la omnipotencia del victimario se deshumaniza a la víctima, su llanto es desarticulado, su cuerpo objeto del actuar de otro.
Sin darnos cuenta aportamos a que la impotencia de la víctima construya la omnipotencia del victimario y como secuela produce miedo.
Esto corresponde también a la estructura de representación de la violencia.
Como no se puede reproducir el dolor en la persona, sino solamente a través de metáforas o en la reproducción del acto violento en la relación víctima/victimario, se representa el victimario-actor y la víctima-objeto pasivo de indagación de la violación de sus derechos.
Esto implica que desde el actuar, desde la omnipotencia del victimario se deshumaniza a la víctima, su llanto es desarticulado, su cuerpo objeto del actuar de otro.
Sin darnos cuenta aportamos a que la impotencia de la víctima construya la omnipotencia del victimario y como secuela produce miedo.
Anónimo
...el juez, la víctima, el testigo. Tú eres esos tres.
¿A quién apelar ahora y con qué argucias. Destruir al que te acusa? Inútiles los memoriales, los ayes y los alegatos. Inútil tocar a púertas condenadas. No hay puertas, Hay espejos. Inútil cerrar los ojos o volver entre los hombres.
Esta lucidez ya no me abandona.
¿A quién apelar ahora y con qué argucias. Destruir al que te acusa? Inútiles los memoriales, los ayes y los alegatos. Inútil tocar a púertas condenadas. No hay puertas, Hay espejos. Inútil cerrar los ojos o volver entre los hombres.
Esta lucidez ya no me abandona.
Anónimo
El positivismo y las ciencias no mantienen su compromiso de fidelidad con los hechos, pues el tiempo de la experiencia concreta escapa a la mecánica, que trata el tiempo como una serie de instantes, uno junto a otro; un tiempo espacializado y reversible: se puede dar marcha atrás y repetir el experimento; los instantes son externos e iguales.
Pero el tiempo de la conciencia no es así, su rasgo básico es la duración: el Yo vive el presente con el recuerdo del pasado y la anticipación del futuro, que sólo existen en la conciencia que los unifica. Los instantes valen de diferente modo, un momento penetra en otro y queda ligado a él.
Es inútil ir a la búsqueda del tiempo perdido: no hay reversibilidad del tiempo. El tiempo es nuevo a cada instante y requiere un método específico.
Pero el tiempo de la conciencia no es así, su rasgo básico es la duración: el Yo vive el presente con el recuerdo del pasado y la anticipación del futuro, que sólo existen en la conciencia que los unifica. Los instantes valen de diferente modo, un momento penetra en otro y queda ligado a él.
Es inútil ir a la búsqueda del tiempo perdido: no hay reversibilidad del tiempo. El tiempo es nuevo a cada instante y requiere un método específico.
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