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Representación del placer |
La representación de un sentimiento futuro, no el sentimiento mismo, puede influenciar mi disposición caracterológica. Pues el sentimiento mismo no existe en el momento de la acción, sino que ha de producirse por ella.
Tanto la representación del bienestar propio, como la del ajeno se consideran, con razón, motivo de la voluntad.
El principio de conseguir por medio de la acción la mayor cantidad de placer, es decir, de alcanzar la felicidad individual, se llama egoísmo. Se intenta alcanzar esta felicidad individual buscando sólo el propio bien de forma implacable, incluso a costa de la felicidad de otros individuos (egoísmo puro), o bien promoviendo el bien de otros porque se espera indirectamente de la felicidad ajena una influencia sobre uno mismo, o porque causar perjuicio a otros podría poner en peligro los intereses propios (moral de prudencia). El contenido específico de los principio éticos egoístas dependerá de la idea que el hombre se haga de la propia felicidad o de la felicidad ajena.

Todo lo que creamos en nuestra vida, sea una tortilla, una empresa o una aventura amorosa, empieza con una imagen en nuestra mente.
Símbolos profundamente arraigados, de lo que tal vez no tenemos conciencia, estructuran nuestro pensamiento, sentimientos, actitudes y actos.
Glouberman
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