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Todo está en orden

Cualquiera que haya vivido en una sociedad represiva sabe que la manipulación oficial de la verdad ocurre diariamente.

[Pero cada sociedad tiene sus mayorías y sus minorías]

En todos los lugares y en todos los tiempos, han sido las minorías las que han gobernado y son estas mismas minorías las que ejercen una influencia dominante sobre lo que podemos denominar cultura oficial.

Todas las elites se ocupan de manipular la información pública para mantener las estructuras de poder existentes.

[Y la guerra es el elemento clave de poder y control]

El engaño es el elemento clave del aparato de guerra, y cuando ganar es lo único que importa, la moralidad convencional mantenida por la gente ordinaria se vuelve un obstáculo. Cuando ambas cosas se tienen en cuenta, los ejemplos de duplicidad oficial forman casi una singular totalidad.

El encubrimiento de los hechos es el resultado de un elemento dominante y fundamental de la vida en nuestro mundo, que es que aquellos que están en la cima, siempre harán lo que sea para mantener el status quo.

Los encubrimientos son un procedimiento estándar, a menudo desconocidos por el público durante décadas, y que se salen a la luz por simple casualidad.

[Además, siempre ha habido filtración de la información]

Es imposible cerrar la tapa por completo. La clave está en neutralizar y desacreditar la información que no es bienvenida, a veces, a través de la negación oficial, otras veces, por medio de apoderados en los medios de comunicación.

No hay posibilidad de que la evidencia [de conspiración] derivada de las raíces sobreviva el inevitable conflicto con la cultura oficial. Y el reconocimiento de la realidad de [las conspiraciones] ocurrirá sólo cuando la cultura oficial lo crea necesario.

Publicado por Pause Editar entrada contiene 3 comentarios.
  Anónimo

domingo, 03 agosto, 2008  

El término Síndrome de Estocolmo fue acuñado a principios de los ’70 para describir las sorprendentes reacciones que cuatro empleados de un banco tuvieron hacia sus captores. El 23 de Agosto de 1973, tres mujeres y un hombre fueron tomados como rehenes en uno de los más importantes bancos de Estocolmo. Fueron mantenidos como rehenes durante seis días por dos ex-convictos que amenazaron sus vidas pero que también los trataron con amabilidad. Sorprendentemente, todos los rehenes resistieron los esfuerzos del gobierno por rescatarlos y lo que es más, defendieron fervientemente a sus captores. Varios meses después de que los rehenes fueran rescatados por la policía, éstos aún mantenían un caluroso afecto hacia los hombres que habían amenazado sus vidas. Dos de las mujeres terminaron casándose con los captores.

Uno de los problemas que surgen al intentar controlar grandes cantidades de población es que se necesita muchísima energía, por lo que un método más eficaz parece ser el de hacer que el rehén disfrute de su cautiverio e incluso lograr que éste colabore con su propio abuso.

La forma más simple de hacer esto es jugar al juego de los ’policías y ladrones’. Dicho de otra forma, arreglar que alguien haga el papel de ladrón para que tú puedas venir y hacer de ’salvador’.

  Anónimo

domingo, 03 agosto, 2008  

Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas. Esta vez es posible que se quiebre ese círculo.

Rodolfo Walsh

  Anónimo

domingo, 03 agosto, 2008  

«Los hombres lo han conseguido todo mediante sus esfuerzos inquisidores»

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