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La naturaleza última de las cosas |
«Las montañas no están hechas de piedra, sino que son piedra; los ríos no están hechos de agua sino que son agua. Nosotros no estamos hechos de fragmentos del Universo, sino que somos el Universo»
Alan Watts
Anónimo
Si fuéramos capaces de encogernos y acelerar la velocidad nuestra percepción, los electrones de este átomo aparecerían más lentos en sus órbitas. Finalmente, el átomo se nos haría más evidente por su espacio vacío que por su solidez. Si acelerarámos la velocidad de nuestra percepción lo suficiente, nos encontaríamos mirando a los componentes del átomo paralizados enmedio de un mar de otros componentes paralizados. Más del 99% de la materia del universo que observábamos hace un momento ha desaparecido, y nos encontramos mirando al 1% de materia restante.
Lo que ha sucedido es que hemos eliminado materia al acelerar la escala de tiempo. Habíamos empezado midiendo la cantidad de materia en el universo conocido como si existiese dentro de, digamos, un segundo humano. Alterando nuestra observación hacia un lapso de tiempo de una mera fracción de segundo astronómica, nos encontramos con que la materia ha desaparecido. Esto se debe a que la materia es una función del tiempo. Hace falta cierta cantidad de tiempo para que los componentes del átomo completen la cantidad de órbitas necesarias para cubrir su circunferencia y convertir el espacio vacío en una unidad impenetrable. Así, el que sea sólido o vacío depende de la cantidad de tiempo con que se observe.
▼ viernes, 19 septiembre, 2008
El átomo nos parece sólido porque somos más grandes y percibimos a un ritmo tan lento que hace que nos parezca que la rotación del átomo es astronomicamente rápida. No es tan solo esta rotación la que hace que el átomo nos aparezca como un bloque sólido de materia. Es más que eso. Es nuestra percepción de la rotación lo que lo hace parecer como materia. Nuestro ritmo de percepción es más lento: el giro del átomo es más rápido. Es esta diferencia entre ambas escalas de tiempo unterno lo que provoca que una estructura mayoritariamente vacía aparezca como sólida a ojos del observador.Si fuéramos capaces de encogernos y acelerar la velocidad nuestra percepción, los electrones de este átomo aparecerían más lentos en sus órbitas. Finalmente, el átomo se nos haría más evidente por su espacio vacío que por su solidez. Si acelerarámos la velocidad de nuestra percepción lo suficiente, nos encontaríamos mirando a los componentes del átomo paralizados enmedio de un mar de otros componentes paralizados. Más del 99% de la materia del universo que observábamos hace un momento ha desaparecido, y nos encontramos mirando al 1% de materia restante.
Lo que ha sucedido es que hemos eliminado materia al acelerar la escala de tiempo. Habíamos empezado midiendo la cantidad de materia en el universo conocido como si existiese dentro de, digamos, un segundo humano. Alterando nuestra observación hacia un lapso de tiempo de una mera fracción de segundo astronómica, nos encontramos con que la materia ha desaparecido. Esto se debe a que la materia es una función del tiempo. Hace falta cierta cantidad de tiempo para que los componentes del átomo completen la cantidad de órbitas necesarias para cubrir su circunferencia y convertir el espacio vacío en una unidad impenetrable. Así, el que sea sólido o vacío depende de la cantidad de tiempo con que se observe.
Anónimo
▼ viernes, 19 septiembre, 2008
Existen básicamente dos tipos de filosofía. Una es la de los picajosos y otra es la de los pringados. Los picajosos son gente precisa, rigurosa, lógica. Les gusta que todo esté claramente delimitado. Los pringados prefieren las vaguedades. Por ejemplo, en física los picajosos creen que los últimos constituyentes de la materia son partículas. Los pringados creen que son ondas. En filosofía, los picajosos son positivistas lógicos y los pringados son idealistas. Y siempre están discutiendo los unos con los otros, pero de lo que no se dan cuenta es de que ninguno puede mantener su posición sin la presencia del otro. Porque nunca sabrías que defiendes la postura picajosa a menos que alguien defendiese la postura pringada. No podrías saber lo que es un picajoso hasta que no supieras lo que es un pringado. Porque la vida no es “picajosos” o “pringados”, es tanto picajosidad pringosa como pegajosidad picajosa. Van de la mano como el derecho y el revés, como hombre y mujer. Y esa es la respuesta a la filosofía.| «« | Inicio | »» |
