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“El hombre como máquina que puede ser programada; todas esas maquinas idénticas como automóviles salidos de la cadena de montaje; el equilibrio o la comodidad como desiderátum; el comportamiento como una operación comercial de gasto mínimo y beneficio máximo; tal es la expresión perfecta de la filosofía de la sociedad comercial. Estímulo-reacción, ingresos-salida, productor-consumidor, todo ello corresponde al mismo concepto expresado en términos distintos”.
Bertalanffy
Anónimo
El primer compromiso se refiere a la necesidad de elegir de manera arbitraria e intencional un punto de partida para el conocimiento, en este caso, la existencia de sistemas concebidos como un conjunto de elementos de cuya relación selectiva y estable resultan realidades tangibles e intangibles.
Asumir la existencia del sistema supone ya complejidad en el sentido que toda construcción teórico-sistémica involucra elementos, relaciones selectivas y estados resultantes de esas relaciones selectivas entre los elementos. Paralelamente la realidad "recreada" por la teoría es igualmente compleja al ser el producto de ese orden de relaciones elementales.
El segundo compromiso es la derivación epistemológica resultante de la propia teoría de sistemas: si la realidad es concebida bajo la forma del producto de una serie finita de relaciones entre variables, una única perspectiva de observación -incluida la teoría general de sistemas- no es capaz de abarcarla en su totalidad pues supone siempre una serie de decisiones arbitrarias conscientes o inconscientes por parte del observador que intervienen en su interacción con la realidad a observar.
El resultado se nos presenta nuevamente bajo la forma de complejidad en el sentido que todo conocimiento es el resultado posible y provisional de la intersección entre la complejidad organizada de la observación, esto es, de la teoría y la complejidad "desorganizada" del mundo "organizada" desde la teoría.
Asumir la existencia del sistema supone ya complejidad en el sentido que toda construcción teórico-sistémica involucra elementos, relaciones selectivas y estados resultantes de esas relaciones selectivas entre los elementos. Paralelamente la realidad "recreada" por la teoría es igualmente compleja al ser el producto de ese orden de relaciones elementales.
El segundo compromiso es la derivación epistemológica resultante de la propia teoría de sistemas: si la realidad es concebida bajo la forma del producto de una serie finita de relaciones entre variables, una única perspectiva de observación -incluida la teoría general de sistemas- no es capaz de abarcarla en su totalidad pues supone siempre una serie de decisiones arbitrarias conscientes o inconscientes por parte del observador que intervienen en su interacción con la realidad a observar.
El resultado se nos presenta nuevamente bajo la forma de complejidad en el sentido que todo conocimiento es el resultado posible y provisional de la intersección entre la complejidad organizada de la observación, esto es, de la teoría y la complejidad "desorganizada" del mundo "organizada" desde la teoría.
Anónimo
Contribuciones decisivas a la realización de la pretensión omniabarcante de Bertalanffy han sido entre otras la cibernética de Norbert Wiener, la teoría matemática de la comunicación de Shannon y Weaver, la ecología cultural de Rappaport, la teoría de la organización de Katz y Kahn, la teoría de la comunicación humana de Bateson y Watzlawick y dentro de la más reciente generación la teoría de la autopoiesis de Humberto Maturana, la cibernética de segundo orden de Heinz von Foerster y la sociología compleja de Niklas Luhmann.
Anónimo
Foerster considera las operaciones del sistema nervioso como un procesamiento recursivo de descripciones bajo la forma de distinciones elaboradas por cada uno de los elementos involucrados en la percepción. La realidad que resulta de dicho procesamiento no es más que una descripción elaborada a partir de una serie de observaciones de segundo orden, esto es, una construcción compleja que de alguna forma no entra en contradicción con el mundo empírico, lo que nos permite encontrarnos adaptados a él. Al trasladar este aparato conceptual del ámbito de la fisiología del sistema nervioso a la epistemología, Foerster concibe la cognición como un mecanismo de construcción de realidades de segundo orden que permiten la adaptación del agente cognitivo a su entorno. Todo conocimiento es producto del cálculo recursivo de descripciones sucesivas realizadas por observadores que distinguen e indican. El sistema es un observador que opera distinciones, esto es descripciones, y autogenera su propio ambiente reintroduciendo constantemente las descripciones (observaciones) anteriores. En este sentido, el sistema es un constructor de realidades de segundo orden (producto de observaciones de observaciones) incapacitado para observar la distinción mediante la cual observa, lo que Foerster denomina el "punto ciego".
Anónimo
El conocimiento es una construcción producto de las distinciones operadas por diferentes observadores de segundo orden donde cada construcción lleva la responsabilidad de asumirse limitada por su horizonte de posibilidad y donde la realidad, cualquiera que sea su estatuto ontológico, lleva la función negativa de discriminar aquellas construcciones que se ajustan a ella.
Anónimo
La sociedad, por tanto, es un sistema de comunicación, una operación que se establece como un excedente de estados pretéritos y que es capaz de asilarse con respecto a ellos y enlazarse de manera selectiva con operaciones del mismo tipo, esto es, con más comunicación. Dado que es un sistema clausurado ningún elemento externo puede determinarla, sólo la propia comunicación puede determinar su operación pues todo cuanto observa como sistema, todo cuanto distingue en su entorno sólo puede distinguirlo bajo la forma de comunicación. La complejidad que supone el entorno de la sociedad es reducida a la complejidad del sistema al actualizarse comunicación acerca de prácticamente cualquier cosa.
Esto es posible ya que todo puede ser tema de comunicación incluso la comunicación misma.
Al enlazarse, la comunicación genera redundancias de sí logrando con ello la reproducción de la sociedad. La autorreferencia se hace evidente en el hecho de que toda comunicación es, en ultima instancia, la actualización selectiva de expectativas comunicativas que conforman en su conjunto la estructura del sistema: la comunicación se produce siempre con referencia a sí misma. Dado que la comunicación es el único elemento que participa en la red de su propia producción podemos decir que es un sistema autoproducido, esto es autopoiético.
Esto es posible ya que todo puede ser tema de comunicación incluso la comunicación misma.
Al enlazarse, la comunicación genera redundancias de sí logrando con ello la reproducción de la sociedad. La autorreferencia se hace evidente en el hecho de que toda comunicación es, en ultima instancia, la actualización selectiva de expectativas comunicativas que conforman en su conjunto la estructura del sistema: la comunicación se produce siempre con referencia a sí misma. Dado que la comunicación es el único elemento que participa en la red de su propia producción podemos decir que es un sistema autoproducido, esto es autopoiético.
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